LA PLAZA. Cuando el jueves terminé de cenar, me empezaron a entrar mensajes al teléfono. Prendo la computadora y pongo algunos canales de TV en
LA PLAZA. Cuando el jueves terminé de cenar, me empezaron a entrar mensajes al teléfono. Prendo la computadora y pongo algunos canales de TV en
Escena 1. En el calor, escondido en la ciudad enorme; caminando en el palier donde transita día tras día, de pronto, siente el perfume que
El pibe anda todo el día en su bicicleta violeta. Tiene una calcomanía de «Shimano» en el tubo inferior del cuadro, pero él sabe que
Bajo el aro de luz del farol de la esquina, revolotean una infinidad de insectos maravillosos. En el pavimento aún caliente de la intersección, la
El viejo, sentado en su sillón de cintas de cara hacia la calle, hace foco achinando los ojos y apunta a las moscas que tiene
Ludovico, recostado en la playa sobre su esterilla, escucha nuevamente al Tenso parlotear sobre aquellas vacaciones en Pinamar en 2001, en la que salía cada