Llegaron a Buenos Aires. Un asombro silencioso los envolvía en medio del bullicio de la estación. Estaban en Retiro por tomar un tren subterráneo que
Llegaron a Buenos Aires. Un asombro silencioso los envolvía en medio del bullicio de la estación. Estaban en Retiro por tomar un tren subterráneo que
La tarde se deslizaba por las orillas del día. En la cima de la barranca, mirando al rio, estaba el Montecarlo, con su cartel de
Íbamos por ese camino de tierra, lentamente, apenas al paso. – ¡Unión DKW del cuarenta y nueve, pibe! -dijo el Toto, orgulloso. Mientras conducía su
Yo habitaba sombríos rincones, tenía rota la ilusión, mi amor estaba deshabitado. Era una tarde, un recuerdo pendular, que iba entre la nada y el
-Me vine de allá, Gaetano, eso no era vida. No podés exigirle a la máquina lo que la máquina no da. Así que me volví.
Vengo de todos lados y de ninguna parte, sin brújula por los caminos, siguiendo a los Astros de un tal Copérnico. Mis antepasados, caballeros andantes