ENTREVISTA A CARLOS «MACO» SOMIGLIANA

UNO DE LOS JÓVENES DE AQUEL 1985 QUE LOGRARON LAS PRUEBAS PARA CONDENAR A LOS GENOCIDAS; ACTUAL INTEGRANTE DEL EQUIPO DE ANTROPOLOGÍA FORENSE (EAAF)

“Padecemos por lo que no se ha podido hacer aún;
un padecimiento inherente al lugar que ocupamos”

Carlos “Maco” Somigliana es uno de los “pibes” que, en la película de Santiago Mitre, “Argentina 1985, salen a buscar pruebas para condenar a los militares genocidas de la dictadura. Es más, en esa película, lo presentan como una especie de “líder” de ese grupo de jóvenes virtuosos que a todos nos generaron un inmenso afecto y cuya tarea muy pocos conocían.

Entre otras acciones destacadas: descubrió e identificó a los cadáveres de las personas arrojadas en tambores al río por la última dictadura argentina, conocido como el «caso de los tambores de San Fernando»; fue consultor e investigador en la Comisión de la Verdad para El Salvador; en 1994 formó parte del equipo del EAAF que realizó identificaciones en fosas comunes en Etiopía; entre 1995 y 1997 integró el equipo del EAAF en Bolivia, que encontró e identificó los restos del Che Guevara y sus compañeros de la Guerrilla Ñancahuazú, cuyos cadáveres habían sido enterrados sin identificar el lugar en 1967; participó en el proyecto humanitario de identificación de 115 soldados argentinos caídos en la Guerra de Malvinas que permanecían en sepulturas sin nombre; trabajo en el caso de los 43 estudiantes de la Escuela Rural Normal de Ayotzinapa en la ciudad mexicana de Iguala; en Centroamérica;  en 2022 recibió el reconocimiento “Sara Solarz” por su trabajo junto al EAAF como “destacado constructor de Memoria, Verdad, y Justicia” y las Abuelas de Plaza de Mayo le entregaron el pañuelo blanco por el mismo motivo en su 45 aniversario.

Nació en Buenos Aires en 1960. En la adolescencia fue militante de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES).​ Su padre, Carlos Somigliana, fue un funcionario judicial y excelente dramaturgo.

En 1987 estaba trabajando para la fiscalía de Strassera en la causa de la ESMA, cuando se produjo la palabra carapintada y se sancionaron las leyes de Punto Final y Obediencia Debida que obligaron a cerrar todos los juicios por violaciones de derechos humanos. “Maco”, entonces, renunció a la fiscalía y comenzó a trabajar con el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), formado el año anterior, al que se incorporó en junio. Desde ese momento fue uno de sus principales investigadores en las siguientes décadas, dedicándose al estudio de expedientes, testimonios, archivos, cifras, datos, decodificar los lenguajes militar, policial, judicial, así como recibir y escuchar a los familiares, virtud reconocida en él.

En el caso conocido como Circuito Camps elaboró un organigrama de las fuerzas de seguridad que actuaron en el Gran Buenos Aires y construyó la hipótesis de que los enterramientos en el Sector 134 del Cementerio de Avellaneda podrían estar asociados a órdenes dadas por integrantes de la línea de comando que comenzaba en la Jefatura del Primer Cuerpo de Ejército, pasaba por la jefatura de la Policía de la Provincia de Buenos Aires y continuaba, dentro de la organización policial, en las Direcciones de Investigaciones y de Inteligencia y en las Brigadas de Investigaciones. Los siete Centros Clandestinos de Detención (CCD) eran: Pozo de Banfield, Pozo de Quilmes, Arana, Puesto Vasco, Coti Martínez, Brigada de Investigaciones de San Justo y Brigada de Investigaciones de La Plata.

Aquí está la palabra de “Maco” y, por sobre todas las cosas su lucida humildad en cada una de las respuestas.

EQUIPO ARGENTINO DE ANTROPOLOGÍA FORENSE (EAAF)

¿Qué es el EAAF (Equipo Argentino de Antropología Forense), cuál es su tarea y cual el rol que te corresponde en él?
El EAAF es una ONG creada en 1984 que se dedica a la identificación de personas desaparecidas en contextos de violencia política, fundamentalmente estatal.

Por la película «Argentina 1985» sale a la luz la tarea de todo el equipo de jóvenes que colaboro con Strassera y Moreno Ocampo en las investigaciones para llevar a juicio a las Juntas Armadas. Tu figura aparece como “liderando” ¿Cómo fue ese trabajo?
El trabajo fue hermoso y podría sintetizarse en “darles lugar y voz a los sobrevivientes”, que fueron los verdaderos protagonistas del juicio. Entiendo que los guionistas para contar una historia deben simplificar ciertas cuestiones en favor de una mayor comprensión, pero lo cierto es que el grupo de los entonces jóvenes tuvo una dinámica absolutamente horizontal, sin liderazgos ni jerarquías. Y esta fue otra de las grandes experiencias que nos dejó ese trabajo.

EQUIPO DE INVESTIGACIÓN EN EL JUICIO A LAS JUNTAS

Hagamos un paréntesis y hablemos de tu padre, Carlos Somigliana, autor fundamental de aquellos “teatreros” que despertaron conciencia social en los 60 y su llegada posterior al equipo que nombramos anteriormente… el autor de grandes obras teatrales que se fue temprano, desde le mirada del hijo…
He sido un hijo muy afortunado (lo digo, aunque suene a remanido, porque así fue) y tuve un padre que supo acompañarme con sensibilidad y presencia en los difíciles tiempos de mi adolescencia (creo que cualquiera que haya sido padre conoce las complicaciones de esa edad). Eso ya fue una hazaña; pero además pude compartir con él ese año maravilloso, intenso, único. Su aporte al juicio (a los responsables del genocidio de la dictadura) fue esencial y creo que una de las cosas buenas que tiene la película es revelarlo. Desafortunadamente se fue muy rápido, pero lo que me dio en ese tiempo (no solo compañía, charlas, lecturas, críticas, éticas) sigue siendo lo que yo considero esencial en mi persona.

¿Tenían miedo haciendo ese trabajo para los juicios de las Juntas, dado que se trataba de recorrer lugares y personajes siniestros?
Quizás suene un poco tonto, pero en ningún momento recuerdo que nos haya asaltado el miedo; sí la percepción de la destrucción, la presencia fantasmal de los que aparecían recordados en la sala por quienes habían sobrevivido, el dolor de lo inevitable. Pero el hecho de que allí se desataran las voces de quienes, hasta ese momento, habían sido callados; que se desataran y conocieran en ese juicio, era el sentimiento dominante.

¿Quién redacto el documento que sentó como principio el “Nunca más” y como fue ese trabajo?
Fue, en sentido estricto, una creación colectiva (como no podía ser de otra manera) que fue magistralmente sintetizada por (el fiscal) Julio Strassera.

¿Cómo empieza tu trabajo en el Equipo Forense y de que se trata ser antropólogo forense especializado en la reconstrucción histórica?
Supongo que el hecho de haber empezado a hacer algo de esa tarea de reconstrucción e intento de comprensión durante el juicio definió mucho del trabajo que, después, con otros objetivos y herramientas, haría en el EAAF. Cuando se trata de explicar el trabajo la imagen que mejor se asemeja es la de un gran rompecabezas -del cual por desgracia faltan muchas piezas- y que, a pesar de las limitaciones que los datos puedan tener, permite dibujar un panorama general y volver a inscribir los casos -todos los casos- en ese boceto y, a partir de allí tener hipótesis de qué puede haber pasado con cada una de las personas que se buscan. Mas allá de los sinsabores que produce la ausencia de datos, importa mantener la convicción de que tarde o temprano uno podrá avanzar en conocimientos específicos y tratar de no apesadumbrarse por la lentitud que, a veces, tiene ese camino.

¿Cómo “trabajas” tu sensibilidad al identificar desaparecidos y saber que sus familiares están esperando hace tantos años?
Cada identificación es producto de un trabajo y notificar a las familias implica relatar ese trayecto que permitió llegar a saber lo que le sucedió a esa persona. Por eso cada relato es diferente y eso ayuda mucho a no automatizarse y perder de vista la singularidad de cada caso. La espera de las familias es una constante y un aliciente para hacer el trabajo lo mejor y más rápidamente posible; por desgracia -y por fortuna también- la sensibilidad se resiste a ser “trabajada” y sigue haciéndonos padecer por todo aquello que no se ha podido hacer aún. Es un padecimiento inherente al lugar que ocupamos.

EL CUERPO DEL “CHE” GUEVARA

Junto a integrantes del equipo, identificaste el cuerpo del Che Guevara ¿Cómo fue y que sentiste al darte cuenta de que esos huesos pertenecían a la figura del revolucionario latinoamericano?
Como trataba de explicar en la pregunta anterior -y entendiendo que esta parezca una respuesta de ocasión o prefabricada, pero no lo es-, uno no elige los casos sino todo lo contrario. Para explicarlo con más claridad podría decirse que hay una maduración, una conjunción de circunstancias que permiten definir una identidad concreta en un caso determinado. En ese sentido, por el lugar que ocupamos en la cuestión no hay casos distintos de otros; o mejor, todos los casos son diferentes entre sí y tienen su naturaleza única, incomparable. Todos comparten, los mas conocidos y los menos también, un interrogante que puede ser respondido y una familia que merece esa respuesta. Las repercusiones, muchas o pocas, viene después y ya no forman parte del trabajo.

Hace muy poco, en el cumpleaños 45 de las Abuelas de Plaza de Mayo te homenajearon y entregaron el pañuelo y ya lo habían hecho con el “Reconocimiento Sara Solarz” ¿Sentís que, en esos momentos, hay una especie de “tarea cumplida»?
Parece que voy a volver a remitirme a respuestas anteriores; la espera de las familias que mencionabas en una pregunta anterior hace imposible pensar en una tarea cumplida. Eso no quita que sea un honor el reconocimiento, especialmente cuando proviene de semejantes referentes.

El trabajo del equipo no se resumió a nuestro país, sino que también estuvieron en el caso de los 43 estudiantes de la Escuela Rural Normal de Ayotzinapa en la ciudad mexicana de Iguala; en Centroamérica; en Vietnam; en Timor Oriental; Malvinas; la Amia y La Tablada ¿Cómo podríamos resumir esa labor monumental en palabras?
No es nada fácil, pero a riesgo de sintetizar demasiado, diría que se trata de buscar los elementos necesarios para dar una respuesta cierta a interrogantes insostenibles.

¿Cómo sigue el trabajo del EEAF actualmente, cuáles son las necesidades para seguir adelante?
El trabajo sigue y trascenderá a los que hoy formamos parte del Equipo. Las necesidades más acuciantes son las de elementos que nos permitan completar más identificaciones. Fundamentalmente, la posibilidad de que familiares de personas desaparecidas que aun no hayan dado una muestra de sangre que permita su identificación, lo hagan y así nos concedan, con la confianza que la muestra implica, la posibilidad de concluir esas identificaciones.

Con esta visualización (a causa del éxito de la película de Santiago Mitre) del “Maco” casi adolescente y aquel equipo que sostuvo los testimonios que condenaron a las juntas genocidas, ¿qué mirada de tu trabajo en aquel tiempo te aparece?
Fue como abrir un cauce y dejar que verdades largamente negadas se manifestaran, todo lo que paso después fue producto de eso. E insisto, los que verdaderamente jugaron el rol esencial fueron aquellos que se pusieron frente al Tribunal y las dijeron.

Jorge Sharry
Biografía + Publicaciones