Eran los tiempos del Cordobazo, del Rosariazo, del Viborazo y tal como en otras ciudades argentinas durante esos años, en nuestra región las luchas sociales desbordaban y se instalaban en las calles, con participación obrera y estudiantil. Y en 1970 nuestra ciudad tuvo su Pergaminazo. Los murales que cuentan la historia incluyen estas luchas en el tercer mural creado por Gerardo Cianciolo en el Pasaje de la memoria, como iniciativa del Espacio para la Memoria, promoción y defensa de los DDHH ex Comisaría 1ª de Pergamino.
Gerardo Cianciolo propone un camino estético y valoriza la importancia y trascendencia de la imagen. En lo que es la historia le interesa que permanezca la imagen. Es una postura ideológica dentro del Arte, que la lleva tanto en su camino docente y como artista. De fuerte formación académica y con una línea de pensamiento muy clara, sostiene que la obra plástica esté en un muro no quiere decir que es un mural. Hay un tiempo de elaboración de bocetos, de elaboración en la pared. No es que va, pinta y ya está, nos interroga: ¿si no para qué estudiamos muralismo?, ¿para qué estudiamos qué es la composición en el muralismo?, ¿cómo trabajar el color o una técnica? Tanto lo instantáneo, lo que se realiza en un día, como lo trabajado para que el mural perdure en el tiempo son importantes.
Hace una lectura para tratar de ver un espacio, de pensar qué quiere decir ese color, esa imagen, todo eso es muy importante porque lo ayuda a reflexionar, a detenerse, a mirar al otro.
Si bien sabemos que el espacio público está en disputa constantemente, muchas veces ya sea por no querer mirar o no poder porque todo es publicidad, miramos, pero no podemos ver en términos estéticos una pared. Por esto Gerardo piensa que lo novedoso del lenguaje muralístico, es que la obra transmite al espectador por medio de un arte social y arquitectónico, de modo que se reconstruye en la memoria de un pueblo con sentido de pertenencia: la gente se reconoce a través de los muros, se apropia de ellos y se identifica con los personajes.
Dentro del muralismo latinoamericano reivindica al mexicano Jorge González Camarena, también a Rufino Tamayo. Le importan porque trabajan mucho el tema del color y se separan de la cuestión de la gráfica contundente como en Siqueiros. También Portinari o Guayasamín. En Argentina a Castagnino, y por supuesto a Ricardo Carpani, a quien Cianciolo caracteriza como una síntesis entre lo estético y el compromiso político con los trabajadores y por ende el pueblo.
Es director de la Belgrano, y docente de cuarto año de la Cátedra de Pintura. Como docente motiva a sus alumnos en la práctica mural a través del trabajo. Hay que dedicarle mucho tiempo a un mural. Lo primero que trata de rescatar es lo profesional, incorporándoles la terminología, el método de trabajo y de interactuar con el otro, lo que implica un contenido dentro de una clase y como cada uno experimenta ese contenido. Le importa también hablar de la cuestión política, de lo que nos pasa. Le interesa mucho componer con el color. Trata de generar una paleta que lo represente. También el tema de las dimensiones y lo de generar profundidades por contraste, eso de explotar el color, pero no por el pomo, sino que la saturación funcione en determinado contraste. Lograr tonos por superposición de tonos. Esto de la composición bidimensional, relaciones de contraste, transparencias, todas estas son las cosas que tiene en cuenta cuando pinta.
En lo identitario, la solidaridad o la idea de lo colectivo para él es esencial. Su participación se da en dos grupos: Muro Sur y Colectivo Político Ricardo Carpani. Mientras que el surgimiento de Muro Sur está ligado a la historia e impronta de fines de los 80 y de la década del 90, el Colectivo Carpani nace en pleno kirchnerismo, con una estética y una manera de irrumpir en el espacio público propias, abordando distintas técnicas para representar la historia e identidad del pueblo argentino. En 2012, el Colectivo Carpani sumó al lenguaje plástico un manifiesto, en el que enuncian que su actividad político-estética como trabajadores del arte público y el muralismo está comprometida con un proyecto político emancipador a nivel regional. Hoy este manifiesto sigue vigente, “en la reconquista de los lugares donde el germen del neoliberalismo de derecha (todavía) afila sus dientes para arrasar con los espacios públicos y derechos del pueblo”. Los valores de solidaridad, de participación popular y colectiva, que están ligados al arte público, son ahora más importantes que nunca. Quizá por eso Cianciolo enfatiza en la necesidad de que los murales perduren en el tiempo, permanezcan y trasciendan.
Fuentes:
– Murales Buenos Aires. Crónica del muralismo en Argentina.
– Revista Hamartia.
– Discurso Visual.net.
Gerardo Cianciolo
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Silvana Gerlo
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