Ver la miniserie Las cosas por limpiar (Netflix) no es solo verla, es una invitación a recibir un fuerte mensaje social de la difícil situación de la pobreza y la violencia contra las mujeres. Es una historia íntima, la vida de una mujer común, pobre, sin techo. Es maternar en condiciones de necesidad económica, es violencia que no se juzga en los juzgados. Es entrar en un refugio para víctimas de la violencia, es pedir ayuda al estado ausente o la burocracia interminable, es tener un trabajo sin sueldo digno. Vínculos que transitan enfermedades mentales, adicciones y abandonos. Entre sueños que no se pueden soñar, finalmente, es un poderoso testimonio de empoderamiento de las mujeres. No se puede entrar en esta historia de desigualdad de género, social y política y sin que nos duela.
No es ingenua, manipuladora ni idealista, sino que elige un enfoque directo de la pobreza pocas veces planteado en el cine o las series desde una perspectiva realista, con un enfoque novedoso en relación a lo económico y lo burocrático. Nos deja conceptos, nos genera preguntas incómodas que se convierten en una sensación penetrante y una suerte de trabajo de limpieza que va más allá de lo estrictamente laboral, ya que Alex, protagonista de la miniserie, es una joven que se dedica a limpiar pero, en verdad, constantemente ha tenido que limpiar la suciedad de los otros.
Sus padres, difícilmente están. Son seres vulnerables, la enfermedad mental de su madre y un padre ausente en recuperación por alcoholismo parecen necesitar más de su hija de lo que pueden ofrecer. Marcas traumáticas que retornan en recuerdos de haber sido víctima de violencia en su infancia. Su pareja es alcohólico, con una madre que no pudo cuidar, debido a sus propios problemas de adicción.
La historia hace foco en lo que se denomina Ruta Crítica, el tránsito riesgoso y lleno de obstáculos que atraviesan las víctimas de violencia física, psicológica o económica en el ámbito intrafamiliar, y que, a su vez, tiene que probar que puede hacerse cargo de su hija para no perder la custodia.
Alex se enfrenta al dilema de sobrevivir y preservar su dignidad. Su trabajo la confronta con un mundo completamente opuesto: la opulencia que contrasta con su vulnerabilidad. Las escenas donde se ve contado el dinero porque no alcanza para comer, para comprar lo básico para subsistir ella y su niña, donde no encuentra quien cuide a su hija enferma, ya que un día sin trabajar es mucho y pedir permisos a veces no es posible, todo esto la arroja a una sentimiento de orfandad social. Volver a convivir con el agresor, para esta joven, es lo único que puede hacer cuando no tiene alternativa.
Otro frente al que alude es el complejo proceso de reconocerse como víctima y sobreviviente. Expone y desmitifica lo que sucede cuando el abuso no es físico sino psicológico, algo mucho más difícil de probar en los tribunales ¿Está preparado el sistema para proteger casos como el de Alex? No, es a través de las experiencias de otras mujeres que llega a comprender que el abuso se presenta en diferentes formas que no dejan una marca física.
De alguna forma su historia se está limpiando y esta es realmente la limpieza que debe hacer con aquello que carga de su vida.
Las cosas por limpiar, a su vez, expone con bastante fidelidad el reverso del estilo de vida estadounidense y la búsqueda del éxito. Critica, en toda su simplicidad y llaneza, la desigualdad económica al que los ha llevado el capitalismo más salvaje en términos de crueldad y desamparo.
El argumento no proporciona una respuesta simple o idílica, al contrario, lo muestra y nos deja la última palabra ante estas situaciones de violencia de género, feminización de la pobreza e inseguridad laboral. Hay mucho que limpiar y acomodar para millones de mujeres que viven por debajo del umbral de la pobreza y debe ser uno de los temas más urgentes en la agenda política y social de muchos países.
Lo destacable
Es una serie hecha casi solo por mujeres y está basada en el libro de autobiográfico de Stephanie Land. “Empleada doméstica: trabajo duro, salario bajo y voluntad de una madre por sobrevivir”, quien participo de reuniones con el equipo de producción y actrices.
Las actrices Margaret Qualley (Alex) y Andie MacDowell (Paula) son madre e hija en la ficción y en la vida real, lo que aporta una química inigualable.
Mónica Filippini
Biografía + Publicacciones
