EL SONIDO DE LA MONTAÑA

EDITORIAL EMECE

YASUNARI  KAWABATA.

¿Por qué este libro?

Encontré en mi biblioteca, esta vieja edición del texto de kawabata y creo que no fue casual, en estos tiempos donde el futuro parece tan incierto. Releerlo después de tantos años me provoca un sentimiento diferente, quizás más profundo. Sin dudas, este texto, es una especie de bálsamo que nos lleva, sin más, a la contemplación de la vida, aún, cuando hay pocas certezas.

Un hombre que está perdiendo algunas cosas importantes, como la capacidad de adaptarse a los tiempos cronológicos, su memoria, su paciencia, pero también recuperando con cierta armonía, el placer en la observación de lo que lo bordea, el deseo a través de la presencia de su joven nuera.  “… Kikuko era para él una ventana que permitía la entrada de la luz a su lóbrega casa”. Quizás esa presencia, la que aún lo unía a la vida, fuese lo único que lo sustraía de ese llamado que llegaba desde la montaña y anunciaba la muerte.

Este enorme escritor japonés, Premio Nobel 1968, nos conduce a través de “El sonido de la montaña” a abstraernos de lo corriente para observar la naturaleza, de la que somos parte, en un marco de belleza sin igual, que solo, creo, se puede apreciar en ese momento en que el tiempo parece detenerse para sacarnos del juego (“… la  gente debería morir cuando todavía es amada”) y sin embargo nos lleva al clímax en ese estado de contemplación, en esa pulsión entre Eros y Thánatos.

Carmen Rolandelli
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